Hallux valgus: esas molestas deformidades de los dedos gordos del pie
El hallux valgus, popularmente conocido como juanete, es una deformidad del dedo gordo del pie, producida por el desplazamiento anormal del primer hueso metatarsiano.
La presentación clínica habitual y más característica del juanete es la prominencia interna del antepié de la cabeza del primer metatarsiano, que puede producir dolor, inflamación e intolerancia para el calzado y, en casos más avanzados, puede existir limitación del movimiento del dedo gordo. Ante la presencia de estos síntomas es importante acudir al especialista para una correcta valoración y orientación diagnóstica" especifica el doctor Sergio Loscos, miembro de la Unidad del Pie y Tobillo del servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Universitari Sagrat Cor de Barcelona .
La deformidad del juanete puede producir cambios en la mecánica del pie. El primer metatarsiano se desvía hacia dentro y el dedo gordo del pie se desplaza hacia fuera, hacia el resto de dedos, incluso puede llegar a colocarse debajo o encima del segundo dedo. En algunos casos el dedo también puede rotar y producir una alteración en el apoyo del primer metatarsiano, alterando la forma normal del pie, y el de toda la planta. "Este cambio en el apoyo suele llevar a complicaciones en el pie asociadas como la metatarsalgia, que causa dolor en la planta del pie y, secundariamente, dedos en garra o dedos en martillo ", apunta el doctor Loscos.
¿Por qué se producen los juanetes?
La causa de los juanetes no está bien definida aunque se conocen ciertos factores que pueden desencadenarlo, como son el uso de calzado inadecuado o la presencia de deformidades previas (pie plano, pie egipcio o la hiperlaxitud). Asimismo, se han atribuido factores hereditarios y se ha demostrado que existe una mayor correlación del hallux valgus conel sexo femenino y la edad avanzada.
"Existe un amplio abanico de abordajes para los juanetes, estos van desde el uso de antiinflamarios para aliviar los síntomas y, si procede, el uso de protectores, ortesis de silicona o férulas nocturnas. En caso de persistencia de los síntomas, se plantea el tratamiento quirúrgico, que tiene como objetivo corregir la deformidad para eliminar el dolor y restablecer el funcionamiento correcto de su biomecánica" manifiesta el Dr. Loscos.
En la actualidad disponemos de dos tipos de técnicas quirúrgicas. La técnica percutánea y la cirugía abierta. Gracias a las nuevas técnicas anestésicas para el manejo del dolor peroperatorio, ambas modalidades se realizan como cirugía ambulatoria, es decir, el paciente marcha a domicilio el mismo día de la intervención.
La técnica percutánea se realiza en pacientes con deformidades menores aunque cada vez más se está extendiendo su aplicación para la corrección de deformidades más avanzadas. La peculiaridad de esta técnica consiste en su menor agresión quirúrgica dado que se realiza a través de dos o tres incisiones pequeñas a través de la piel. En consecuencia, el postoperatorio acostumbra a ser menos doloroso y el tiempo de recuperación es menor.
Respecto a la cirugía abierta, ésta se realiza en los pacientes en los que debemos corregir angulaciones más severas. Mediante esta técnica podemos restablecer de manera más precisa los ejes biomecánicos del pie y prevenir posibles recidivas. El postoperatorio suele ser más prolongado respecto a la cirugía abierta aunque el control estricto del paciente en la consulta nos permite controlar su evolución y promover la movilización precoz para disminuir el tiempo de recuperación.